Sobre Armando

Algo sobre el autor:

Cuando se graduó en 1970, Armando había acumulado 6 años de experiencia reparando y manteniendo equipamiento de cohetería antiaérea, y llevaba casi un año trabajando en un laboratorio de la propia Universidad de la Habana, en el tema de los circuitos integrados.

En Cuba, un estigma político puede enterrar a una persona de por vida. Eso le pasó a Armando en 1981, cuando le negaron su doctorado y lo forzaron a dejar la cátedra que dirigía en la Universidad de la Habana. El motivo de esa decisión o castigo –como se le quiera llamar-, entre otras cosas fue por defender el uso de libros norteamericanos, como la serie de la Universidad de Berkeley y las conferencias de Física de Richard Feynman, en contra de los aburridos y poco imaginativos textos soviéticos.

No obstante,  ya en 1986 se había vuelto a  levantar. Desde un oscuro almacén de viandas en Centro Habana que le  ermitieron usar, logró reunir a un conjunto de mentes brillantes, que como él,  habían sido desechadas por el sistema. Ese grupo, usando aquellas primitivas computadoras personales, logró desarrollar tanto productos electrónicos como software para procesar imágenes médicas y hacer controles con visón técnica  ara robots y máquinas herramientas. Tan sonado fueron esos éxitos que le llegó la noticia a Fidel Castro.  A finales de 1987, aquel irreverente grupo, con el nombre original de EICISOFT, se mudó del  almacén de viandas al edificio que les fue  onstruido en El Vedado, y Armando pasó a ser el único director de un centro  acional que viajó por una quincena de países sin ser, ni llegar a ser nunca, militante del partido comunista.

Lo elevado de su posición no pudo cambiar su naturaleza libertaria por lo que las
confrontaciones con el Partido Comunista se fueron multiplicando y agudizando. Al no poder compartir abiertamente su frustración con el sistema establecido en Cuba por la Revolución, Armando hacía catarsis garrapateando – más bien tecleando- sus ideas. Los escritos encontraron resonancia entre sus allegados y pronto perdió el control sobre la circulación los mismos. Esto lo obligó en 1992 a escapar y buscar refugio en los Estados Unidos, dejando más de veinte años de sólido prestigio  para empezar de cero a los 47 años.

En los Estados Unidos  consultó para JVC, inventó métodos para calcular campos de antena de TV con ITELCO, hizo efectos de video para “The BOX”, hasta lograr su propia compañía “#include Software” que comercializaría un conmutador telefónico digital que había venido desarrollando. El nombre del producto era Omnibox, pero se conocía como “The Armando Box”… de manera que llegó a ser un nombre en esa industria. Pero en  el 2004 las comunicaciones por Internet acabaron con los pequeños operadores internacionales  -que constituían la clientela de Armando-, y tuvo que reinventarse de nuevo. Esta vez fueron las imágenes y gráficos vectoriales en tercera dimensión, pero al final regresó a su hábitat natural: el laboratorio, y desde el 2005 trabaja desarrollando equipos de prueba para la industria aeroespacial.

Aun en medio de su intensa vida profesional, y ya sin necesitarlo como refugio de
frustraciones, Armando encontraba placer en seguir escribiendo ensayos y memorias, sólo que ya no tiene que preocuparse por limitar su circulación.

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